Articulo 2
Nicol Acevedo
Educación Diferencial 2010
¿INNOVADORES EN LA EDUCACIÓN?
"Enseñar es ser intermediario
entre el estudiante y el conocimiento, intermediario a veces discreto, otras
entusiasta y otras autoritario, pero siempre destinado a desaparecer"
Alain Touraine
Msc. Gustavo Pineda Chávez
El título más que una pregunta, es un
reto. No faltan universidades que bajo el nombre de "reforma universitaria"
han hecho reformas administrativas o de regulaciones docentes pero han dejado
intacto la esencia de una reforma universitaria: los estudiantes, el eslabón al
parecer más débil del mundo universitario, los cambios hechos son más de lo mismo,
y ha quedado sin modificar radicalmente los tipos de aprendizajes que debe
hacer un estudiante universitario, un futuro profesional del país. El problema
atraviesa todos los niveles de enseñanza, pero tarda y sigue tardando la cómoda
y conservadora universidad en vanguardizar los cambios necesarios. Ello supone
transformar muchas concepciones y actitudes, ver de manera diferente al
estudiante, abandonar el facilismo de la trillada clase convencional, y lo más
duro, quizás, como evoca el pensamiento de Touraine, trastocar ciertas
relaciones de poder entre docentes y autoridades docentes y los estudiantes.
Supone entender y practicar la idea de que la función de la universidad tiene
que ver con que los estudiantes aprendan a ser, aprendan a aprender y aprendan
a hacer. Quizás aprender a hacer sea de las tres variantes, la más atendida,
pero sucumbe ante el sesgo impositivo de una enseñanza meramente informativa,
que transmite un sinnúmero de conocimientos muchos de los cuales quedan en el
olvido o en la memoria pasiva del estudiante.
1.-¿Preocuparnos por enseñar o
preocuparnos en el qué, el por qué y cómo aprenden nuestros alumnos?He ahí
el dilema. El "buen profesor" se preocupa enfáticamente en cómo
mejorar sus formas de enseñanza, pule sus habilidades de orador, sus medios de
enseñanza, mide el monto de información que va a transmitir, en el mejor de los
casos busca y perfecciona sus ejercicios prácticos. Sin embargo el punto débil
es que deja fuera de su análisis los procesos de aprendizaje que se dan en el estudiante.
Es por esto que decimos que la
enseñanza formal en la educación superior no ha superado el modelo bancario, el
estudiante es un recipiente "cuasi pasivo" de información, mientras
mejor exponemos, más información creemos que depositamos en el estudiante, y en
la medida que es expuesto a nuevas informaciones más informaciones depositamos
en el estudiante. Esta idea no supera la simple concepción de una base de
datos, que requiere percibir y memorizar información, y sacarla cuando es
oportuno, sea para reproducir la información, sea para usarlo en algún problema
prototípico. La enseñanza bancaria funciona con los procesos de informar y
después interrogar, y se centra en las preocupaciones típicas de qué enseñar y
cómo hacerlo llegar a la audiencia.
Parece que la pregunta que hay que
hacerse aquí y que se impone es ¿que están aprendiendo los estudiantes? ¿Les
sirve para algo lo que aprenden en clases? ¿Tiene alguna resonancia lo que
aprenden en sus vidas? ¿Tenemos una relación con estudiantes adultos o
cuasi-adultos o se les trata como niños? ¿Sirve mucho enseñar esquemas
informativos casi fijos en un mundo tan cambiante? ¿Nos movemos en la formación
del estudiante de la dependencia a la autodirección?
El "buen profesor", innovador
en la enseñanza, debe ir más allá, adentrándose en un proceso que ocurre casi
fuera de su control: el proceso de aprendizaje.
2.-¿Por qué nuestros alumnos no se
interesan en nuestras clases? ¿Podemos motivar el aprendizaje?
Cuando uno aprende cosas en la vida
cotidiana por sí mismo, sea para resolver algún problema, sea por otra razón,
hay un proceso de aprendizaje muy diferente con lo que ocurre en la escuela.
Ese aprendizaje cotidiano lo hacemos porque lo deseamos desde nuestro interior,
no nos es impuesto, sabemos de antemano que tiene sentido para nosotros, la
curiosidad nos incita a preguntar, una fuerza interna nos impulsa a aprender.
En la escuela parece que nos tienen que estar hincando para aprender. Miren los
resultados, el aprendizaje cotidiano, fuera del aula, se hace rápido, se fija
bien, se aprende a usar correctamente, nos soluciona problemas, etc. Es lo que
pasa cuando leemos un libro para aprender a manejar una situación de estrés
personal, o cuando queremos saber más de una enfermedad que nos aqueja, o queremos
saber como usar el complejo control remoto de la TV, o como hacer un plato
delicioso, o cuando por la curiosidad sexual bebemos libros sobre orientación
sexual, etc.
La diferencia es que estos aprendizajes
cotidianos son significativos para la persona que aprende, están automotivados.
Ahora cabe la pregunta: ¿son siempre significativos los aprendizajes de la
escuela? Si no queremos engañarnos, parece que la respuesta es no, en la gran
mayoría de casos. Parece que nuestros alumnos no se interesan por nuestras
clases porque la mayoría de la información que se les da no los involucra, no
son saberes significativos para sus vidas, o no saben para que les sirve o
pueden servir, gran parte de los conceptos e ideas que transmite el profesor se
quedan en el terreno de las abstracciones, es decir abstraídas de la vida real
de los estudiantes.
Aprender es algo muy personal, ocurre
dentro del individuo, quién es el único capaz de activarlo. El proceso de
aprendizaje está controlado principalmente por el sujeto que aprende no por el
profesor. Las personas aprenden cuando se involucran personalmente en el
proceso de aprendizaje.
Una propuesta innovadora de la
educación universitaria parte de concebir el proceso de educación como un
proceso de desarrollo de potencial, más que un proceso de transmisión de
información. Educar es facilitar aprendizajes significativos acerca de lo que
necesitan los estudiantes, no prepararlos para los exámenes, sino prepararlos
para la vida. El aprendizaje tiene que ser un puente entre la escuela y la
vida.Educar es facilitar aprendizajes significativos.
Esto implica que hay que preparar a los
estudiantes para que aprendan por sí mismos, facilitar la emergencia de
motivaciones para que deseen, quieran y ambicionen aprender, para que se orienten
a cambiar la sociedad (emprender).
Por supuesto esto supone hacer cosas
distintas a lo que hacemos, ir abandonando el esquema clásico tradicional de
clases expositivas, magistrales, etc, seminarios reproductivos, para ver si se
entendió o no, y prácticas simples que ponen muy poca exigencia a la
creatividad estudiantil. El estudiante tiene que dejar de ser objeto de la
enseñanza para convertirse en sujeto de aprendizaje. Esto también supone una
confianza básica en el potencial del estudiante.
Desde hace rato la psicología ha hecho
ver la necesidad de desarrollar lo que denominan motivaciones intrínsecas del
aprendizaje, en contraste con las llamadas motivaciones extrínsecas.
Se habla de motivación intrínseca
cuando una actividad está motivada por las propia satisfacción del ejercicio de
la actividad, se habla de deseo, de hacer las cosas por desearlas. Hay muchas
cosas motivadas intrínsecamente, por ejemplo leer una novela por el placer de
leerla, visitar a un amigo por pasar un rato grato, escuchar una pieza de
música por el simple disfrute, etc. Es cuando el fin de una actividad se
encuentra en su propia realización. Se habla de motivaciones cognitivas o
intereses cognitivos cuando el saber halla su motivo en la propia apropiación
del saber.
Las motivaciones extrínsecas son
aquella que nos impulsan a realizar acciones por consecuencias externas a las
propias acciones. Es decir leer un libro para demostrar que soy sabihondo a mi
grupo, aprender ciertas operaciones matemáticas para sacar un examen, leerme
unos poemas para quedar bien con el profesor, hacer una tarea doméstica para
evitar un castigo de los padres, etc. En estos casos la propia actividad no
moviliza "per se", hay un factor externo movilizando.
La lógica dice que sólo se
puede garantizar un auto-aprendizaje estable cuando aparecen motivaciones
intrínsecas. Estas motivaciones son insaciables, la persona que se
interesa por saber de algo por interés cognitivo, mientras más sabe, más quiere
saber. Lo deben haber experimentado los que tienen algún hobbie o pasatiempo.
Es muy común ver hoy en día en nuestro medio personas aficionadas a la
computación que dedican mucho tiempo a aprender programas o a navegar por
internet simplemente por el placer que en sí mismo proveen estas actividades.
Por eso las motivaciones intrínsecas son las únicas que garantizan la
estabilidad del auto-aprendizaje.
Son motivaciones intrínsecas apara
aprender, emprender, innovar, cambiar los intereses cognoscitivos, intereses de
saber más y más, el afán por crear, producir algo nuevo, ir más allá, producir
nuevas soluciones, etc. También la motivación a superarse a sí mismo, ir más
allá en la vida.
No se puede motivar a otro, en
todo caso el profesor como facilitador de procesos motivacionales
para el aprendizaje, crea condiciones para activar las motivaciones,
para que emerjan motivaciones.
Hay ciertas condiciones que permiten
activar motivaciones cognitivas: la incertidumbre, la complejidad, la novedad,
la ambigüedad, el vínculo del saber con problemas prácticos significativos.
Por otro lado hay ciertas condiciones
que permiten activar motivaciones para la innovación, para crear, es el reto,
dar libertad, proveer recursos para innovar, estimular grupos heterogéneos.
Desde esta perspectiva hay tres tipos
de conocimientos:
El que tengo- El que puedo conseguir- El
que podemos construir
La tarea del profesor como facilitador
es usar el primero, para lograr el segundo con el fin de facilitar el tercero.
Por supuesto es más fácil decirlo que
hacerlo, pero la idea que no podemos perder de vista es que el profesor tiene
que descentrarse de sí mismo, la carga de actividad la hace el estudiante, hay
que centrarse en el aprendizaje, tratar de que sea significativo lo que
aprende, el profesor es facilitador de este proceso. Si no vamos cambiando
paulatinamente el enfoque de nuestro trabajo estamos condenados a perpetuar los
problemas que nos aquejan hoy, pero peor, no estamos formando profesionales
activos y emprendedores. Seremos cómplices silenciosos de la cultura de la
pobreza.
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